Consiste en separar ciertos metales y convertir el curso subterráneo, a través de perforaciones, en apto para el consumo humano a bajo costo.
Científicas y científicos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y el Conicet encontraron un método para potabilizar el agua subterránea a bajo costo a través de la “biofiltración”, que fue seleccionado para su aplicación por un programa contra el hambre del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. Se trata de un método para separar ciertos metales y convertir el agua subterránea, la que se obtiene a través de perforaciones (pozos), en agua potable para el consumo humano a bajo costo, informó la UNR.
El trabajo se basa en la experiencia científica desarrollada en aguas de pozo de localidades santafesinas, donde estas aguas subterráneas tienen metales naturales como hierro (Fe) y manganeso (Mn) en niveles de concentración mayores a los permitidos, dijo la coordinadora del grupo de científicos, Natalia Gottig. Al respecto, consignó que hasta ahora, para “eliminar” los metales, se realizaba un proceso físicoquímico en el que se agregan al agua reactivos químicos para oxidar el hierro y el manganeso para transformarlos en un material particulado que quedaba retenido en los filtros, para luego desecharlos.
Para la investigadora del Conicet, “este método es no amigable con el medio ambiente debido al uso de reactivos químicos, y además es costoso y necesita personal capacitado”. A partir de observar esta problemática, Gottig señaló que se “logró otra forma de oxidar los metales presentes en el agua a través de un método biológico que se desarrolla por etapas, utilizando un microorganismo como la bacteria”.
En esa línea, señaló que en las localidades santafesinas de Villa Ocampo, Las Toscas, Las Garzas y Oro Verde, “ya cuentan con este nuevo sistema de potabilización” debido a que las aguas subterráneas de esas regiones del norte provincial se utilizaron para las pruebas científicas. “El paso que sigue es hacer una producción del inóculo a gran escala por lo que, entre los objetivos está armar una planta piloto experimental de un tamaño lo más aproximado posible a una real para probar allí este inóculo y también realizar las pruebas de remoción de otros metales”, aseveró la coordinadora del equipo interdisciplinario que logró el método.
El equipo de científicos lo integran también Jorgelina Ottado, Betiana Garavaglia, Diego Serra, Susana Checa, Virginia Fazzini, Lucila Ciancio y Ainelén Piazza.